jueves, 17 de diciembre de 2015

Como Confesar a Cristo





CONFESAR A CRISTO

POR: CALVIN KNOX CUMMINGS


1. Conocer a Cristo

     Tenemos que saber ciertos hechos acerca de Jesucristo y acerca de lo que ellos significan. Nuestro trabajo es testificar acerca de Cristo, y no de nosotros mismos. No tenemos que saber todo lo que dice la Biblia acerca de Jesucristo, pero tenemos que saber algo. Para su ánimo, si usted conoce algo acerca de Cristo en la Biblia, usted sabe más que la mayoría de la gente de hoy. El mínimo que tenemos que saber es que "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1 Timoteo 1.15). Tenemos que saber quién es Jesucristo. El es el Cristo, el Ungido, el Mesías; él es Jesús, el Salvador. El entró en la historia: nació, vivió, murió, fue sepultado, y resucitó de los muertos. ¿Y por qué? "Para salvar a los pecadores." Pero al saber la maldad de nuestros propios corazones, agregamos, "de los cuales yo soy el primero." El murió por nuestros pecados.

     Aquí están algunos versículos de las Escrituras que localizan con toda precisión la manera de la salvación.

     La necesidad del hombreRomanos 3.23; 6.23
     La provisión de DiosSan Juan 3.16; San Mateo 20.28; 1 Corintios 15.3
     La gracia de DiosEfesios 2:8, 9
     El requisito de Dios Se Arrepiente: San Lucas 13.3; Marcos 1.15
                                     Cree: Hechos 16.31

     Conocer a Cristo es más que tener información exacta acerca de él. Tenemos que conocer a Cristo personalmente. Pablo testificó de su relación personal con Cristo cuando él escribió, "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó (Gálatas 2.20, el énfasis agregado). Pablo podría decir, "yo sé a quién he creído" (2 Timoteo 1.12). Tenemos que saber lo que hablamos y de quien hablamos. Nuestros oyentes van a discernir bien pronto si es así o no. Tenemos que saber del amor redentor de Cristo en nuestro propias vidas antes que tratemos de decir a los otros acerca de él. Cada uno de nosotros tiene que ser capaz de expresar lo que ha hecho Cristo en nosotros como individuos y lo que él significa para nuestra vida; solamente así podremos decir como Pablo, "El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Al poner por escrito sus propias palabras como Dios ha obrado en su vida, tendremos la seguridad de confiar plenamente en Cristo, y traer los principios básicos a nuestra memoria, entonces seremos útiles.

2. Vivir a Cristo

     "Por sus frutos los conoceréis," dijo Jesucristo (San Mateo 7.16). Pablo escribió de los Corintios, "Nuestras cartas sois vosotros....conocidas y leídas por todos los hombres" (2 Corintios 3.2). Nuestras vidas, así como también nuestras palabras, deberán ser un testigo de Cristo. Los otros deberían ver a Cristo quien vive en nosotros. El fruto del Espíritu debería ser obvio en nosotros—"amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5.22, 23).
     Hay muchas personas que fueron al principio atraídas a Cristo por la vida de los cristianos que conocieron. Por ejemplo, fue la belleza de la santidad en el joven Robert McCheyne (un ministro escocés del siglo XVII) que atrajo al principio a un observador para desear aprender de Cristo. Un policía malhumorado en Japón notó regularmente a un hombre que nunca perdió la paciencia, aprendió que era un cristiano, y entonces buscó y encontró a Cristo como su Salvador y Señor. Una mujer pregunta a su amiga cristiana, "Por qué usted siempre está tan feliz? "—y la puerta se abre ancha para testificar a Cristo. Un hijo rebelde se rinde finalmente a la vida santa de su madre y cree en su Salvador. Una hija incrédula ve la alegría del Señor en su padre quien está sufriendo y agonizando del cáncer y anhela que el Salvador de su padre llegue a ser suyo. El Espíritu Santo usa nuestras vidas en Cristo para ganar una audiencia para el evangelio. A menos que adornemos el evangelio con santidad, sin embargo, podemos rechazar a la gente. Nuestras vidas pueden llegar a ser las barreras a otros para que vengan a ser cristianos.

3. Amar a la Gente

     Amar a la gente quiere decir verlos como criaturas de Dios. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (San Mateo 22.39). "Hagamos bien a todos" (Gálatas 6.10). "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" (Romanos 12.15). Amar a la gente quiere decir que se involucra en la vida de nuestros socios diarios en el trabajo, en la escuela, o en el vecindario. El amor implica comunicar nuestro interés en la palabra y en el hecho. Debemos buscar para ser amigos y no solamente tener amigos. Para ser un amigo, se requiere de pensamiento y de tiempo, esto significa dar de nosotros. Cuando los servicios evangelisticos están patrocinados por su iglesia, lo mas probable de responder a una invitación para asistir serán aquellos a quienes ha sido ofrecida la amistad y esto es por el cristiano quien los invita.

     Amamos a la gente aunque ellos, como nosotros, son pecadores. "Tuvo [Jesucristo] compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor" (San Marcos 6.34). Cristo vio a la gente como ovejas perdidas que tenían que regresar al redil del Padre. El no permaneció lejos de la gente, sino fue conocido como "amigo de publicanos y pecadores" (San Mateo 11.19) —de explotadores de los pobres y adúlteros notorios. Mientras Cristo no aprobó sus pecados, él aceptó a esta gente así como eran.

     A menudo no podemos pasar las cosas a otra gente que nos repele.  Tenemos la tendencia de olvidarnos aún cuando nosotros mismos éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. El nos amó como éramos; debemos amar a la gente como ellos son. Un viajero del mundo fue preguntado una vez que era la mirada más hermosa que él había visto en todo sus viajes. El respondió, "Veía a Borden de Yale [un miembro de Pi Beta Kappa y un millonario] con el brazo alrededor de un vagabundo en la Misión de la Esperanza de Yale." Debemos ser capaces de poner un brazo amoroso alrededor de una persona necesitada y mostrarle el Médico Magnífico, que se deleita en la sanidad de los que están enfermos con la enfermedad humanamente incurable que se llama el pecado (San Lucas 5.30-32).

Los Métodos

     ¿"Pero, cómo puedo empezar a confesar de Cristo a otros? ¿Cómo lo voy hacer?" Comience con la oración. Ore que Dios abra puertas de oportunidad. Aproveche las oportunidades que Dios le proporciona en respuesta a sus oraciones. Ore para el valor para hablar valientemente cuando las puertas se abran, porque cada apertura para hablar de Cristo trae la tentación para no testificar; sino hablar de todo menos de Cristo (Colosenses 4.2-6).

     Tenemos que orar persistentemente por nosotros mismos. Tenemos que orar también por nuestros oyentes. Solamente el Espíritu de Dios puede abrir los ojos para ver y los corazones para recibir a Cristo. Los ojos de la gente son espiritualmente ciegos y los corazones son duros como piedras. Tanto como deseamos cambiar a la gente espiritualmente, no podemos. Pero el Espíritu Santo puede y lo hace. Cristo ha prometido, "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (San Lucas 11.13). ¡Pida!

Párrafo tomado de: http://www.iglesiareformada.com/Biblioteca.html





Las Mujeres, Callen en la Iglesia.


Pablo Acerca de que las mujeres hablen en la iglesia

Por: Benjamín B. Warfield


Publicado originalmente en el periódico The Presbyterian,  el 30 de octubre de 1919



He recibido recientemente una carta de un apreciado amigo que pedía que le envíe una «discusión de las palabras griegas laleo y lego en pasajes tales como 1.ª Corintios 14:33-39, con especial referencia a la pregunta: ¿Prohíbe el versículo 34 a todas las mujeres en todas partes hablar o predicar en público en iglesias cristianas?»



El asunto es de interés universal, y me tomo la libertad de comunicar mi contestación a los lectores del Presbyterian. 



Requiere decirse inmediatamente que no hay problema con referencia a las relaciones de laleo y de lego. Aparte de sutiles detalles de interés puramente filológico, estas palabras se hallan relacionadas la una con la otra exactamente de la misma manera  que lo están las palabras españolas hablar y decir; es decir, que laleo expresa el acto de hablar, mientras que lego se refiere a lo que es dicho. Siempre, pues, que el hecho de hablar, sin referencia al contenido de lo que se dice, debe ser indicado, se utiliza laleo, y debe ser utilizado. No hay nada descalificador o despreciativo en lo que sugiere la palabra, así como tampoco lo hay en nuestra palabra hablar; aunque, por supuesto, puede en alguna ocasión ser utilizada en términos despreciativos como también lo puede ser nuestra palabra hablar (como cuando algunos de los periódicos insinúan que el senado está «entregado a meras palabras»). Esta aplicación descalificadora de laleo, sin embargo, nunca ocurre en el Nuevo Testamento, aunque la palabra se utiliza con mucha frecuencia.



La palabra está en su lugar correcto en 1.ª Corintios 14:33 y siguientes, y necesariamente conlleva allí su significado simple y natural. Si necesitáramos de algo para fijar su significado, sin embargo, ello lo determinaría su uso frecuente en la parte precedente del capítulo, donde se refiere no solamente a hablar en lenguas (que era una manifestación divina, e ininteligible solamente debido a las limitaciones de los oyentes), sino también al habla profético, el cual se declara directamente que es “para edificación, exhortación y consolación” (v. 3-6). También su sentido sería más pungentemente determinado, sin embargo, por el término que pone en contraste aquí: “callen” (v. 34). Aquí se nos define directamente laleo: “las mujeres callen, porque no les está permitido hablar.” «Callar – hablar»: son dos cosas opuestas; y la una define a la otra. 



Es importante observar, ahora, que el eje alrededor del cual gira la prescripción de estos versos, no radica en la prohibición de hablar tanto como en el mandamiento del silencio. Ésta es la prescripción principal. La prohibición de hablar se introduce seguidamente sólo para explicar el significado de forma más completa. Lo que Pablo dice en breve es: “las mujeres callen en las iglesias.” Eso seguramente es suficientemente directo y específico para suplir todas las necesidades. Él entonces agrega la explicación: “Porque no les está permitido hablar.” “No está permitido” es una apelación a una ley general, válida aparte del mandamiento personal de Pablo, y se conecta atrás con las palabras precedentes: “Como en todas las iglesias de los santos.” Él sólo está exigiendo a las mujeres de Corinto que se conformen a la ley general de las iglesias. Y ése es el significado de las casi amargas palabras que agrega en el verso 36, con las cuales  (reprochándoles por la innovación de permitir que las mujeres hablen en las iglesias) él les recuerda que ellos no son los autores del Evangelio, ni tampoco sus únicos poseedores: les exigía que guardasen la ley obligatoria para todo el cuerpo de iglesias y que no buscasen a su manera alguna innovación de reciente fabricación propia.



Los versos intermedios solamente dejan en claro que lo que el apóstol está precisamente haciendo es prohibir a las mujeres hablar en la iglesia en términos absolutos. Su prescripción de silencio la lleva tan lejos hasta el punto de prohibir incluso hacer preguntas; y agrega con especial referencia a eso, pero con eso al asunto general, la vigorosa declaración de que “es indecoroso” —pues tal es el significado de la palabra— “que una mujer hable en iglesia”. 



Sería imposible que el apóstol hable de forma más directa o más enfática que como lo ha hecho aquí. Él exige a las mujeres que guarden silencio en las reuniones de la iglesia; pues eso es lo que significa “en la congregación”, ya que no había edificios para la iglesia entonces. Y él no nos ha dejado en duda en cuanto a la naturaleza de estas reuniones de la iglesia. Acababa de describirlas en los versículos 26 en adelante. Eran del carácter general de nuestras reuniones de oración. Observe las palabras “calle en la iglesia” del versículo 30, y compárelas con “callen en las congregaciones” en el v. 34. La prohibición de que las mujeres hablen, abarca así todas las reuniones públicas de la iglesia; pues se trata del carácter público, no de la formalidad. Y él nos dice en reiteradas ocasiones que ésta es la ley universal de la iglesia. Hace más que eso: nos dice que ése es el mandamiento del Señor, y enfatiza la palabra “Señor” (v. 37).



El pasaje de 1.ª Timoteo 2:11, etc. es tan vigoroso como éste, sólo que se dirige más particularmente al caso específico de la enseñanza en público y a la conducción en la iglesia. El apóstol ya en este contexto (el v. 8 dice “los varones” en contraste con las “mujeres” del v. 9) había restringido específicamente la oración pública a los hombres, y ahora continúa: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” Ni la enseñanza ni la función de conducción se permiten a la mujer. El apóstol dice aquí, “no permito” en vez de decir, como en 1.ª Corintios 14:33 y siguientes, “no está permitido” porque él aquí está dando las instrucciones personales a Timoteo, su subordinado, mientras que allí anunciaba a los corintios la ley general de la iglesia. Lo que él manda a Timoteo, sin embargo, es la ley general de la iglesia. Y de esta manera avanza y fundamenta la prohibición en una razón universal que afecta la raza entera por igual. 



En presencia de estos dos tan absolutamente claros y enfáticos pasajes, no puede apelarse a lo que se dice en 1.ª Corintios 11:5 para mitigarlos ni modificarlos. Cuál es el significado exacto de 1.ª Corintios 11:5, nadie lo sabe absolutamente. Se dice que toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza. Parece justo deducir que si ella ora o profetiza, no deshonra su cabeza. Y parece aún más justo deducir que ella puede orar o profetizar correctamente si tan sólo lo hiciese velada. Estamos armando una cadena de inferencias. Y no nos han llevado muy lejos. No podemos deducir que sería apropiado que ella orase o profetizase en la iglesia si tan sólo estuviese velada. Nada se dice de «iglesia» en el pasaje ni en el contexto. La palabra “iglesia” no aparece hasta el v. 16, y allí no como rigiendo la referencia del pasaje, sino solamente como proporcionando un apoyo adicional para la prescripción del pasaje. No hay ninguna razón para creer que “orar y profetizar” en 11:5 quiera decir en la iglesia. Ni lo uno ni lo otro eran actividades limitadas a la iglesia. Si, como en 1.ª Corintios 14:14, el “orar” de que se habla era un ejercicio extático —como su lugar de “profetizar” puede sugerir— entonces la inspiración divina habría estado traspasando todas las leyes ordinarias con que se cuenta. Y ha habido ya ocasión para observar que la oración en público está prohibido a las mujeres en 1.ª Timoteo 2:8-9, a menos que lo que se esté considerando sea la simple asistencia a la oración, en cuyo caso este pasaje es un paralelo cercano a 1.ª Timoteo 2:9.



Lo que debe observarse como conclusión es: 



(1) Que la prohibición de que las mujeres hablen en la iglesia es precisa, absoluta, y completamente inclusiva. Ellas han de callar en las iglesias —y eso significa en todas las reuniones públicas para adoración; ni siquiera han de hacer preguntas;



(2) Que a esta prohibición se le señala el punto particular precisamente para los asuntos de enseñanza y de conducción, incluyendo específicamente las funciones de ancianos y de predicación.



(3) Que los argumentos sobre los cuales se funda la prohibición son universales y estriban en la diferencia de sexo, y particularmente en los lugares relativos dados a los sexos en la Creación y en la historia fundamental de la raza (la caída). 



Quizás debiera agregar a modo de aclaración del último punto que la diferencia en conclusiones entre Pablo y el movimiento feminista de hoy está arraigada en una diferencia fundamental en los puntos de vista de ambos concernientes a la constitución de la raza humana. Para Pablo, la raza humana se compone de familias, y todos los diversos organismos –incluida la iglesia– están compuestos de familias, unidos juntos por éste u otro vínculo. La relación de los sexos en la familia la sigue por lo tanto en la iglesia. Para el movimiento feminista la raza humana se compone de individuos; una mujer es simplemente otro individuo a la par del hombre, y no puede considerar ninguna razón para ninguna diferencias al tratar con los dos. Y, si podemos ignorar la gran diferencia fundamental y natural de los sexos y destruir la gran unidad social fundamental de la familia en pro del individualismo, no parecería haber ninguna razón por la que no debamos eliminar las diferencias establecidas por Pablo entre los sexos en la iglesia; excepto, por supuesto, la autoridad de Pablo. Todo esto, finalmente, nos hace volver hacia la autoridad de los apóstoles, como los fundadores de la iglesia. Nos puede gustar lo que Pablo dice, o no. Podemos estar dispuestos a hacer lo que él ordena, o no. Pero no hay lugar para la duda en cuanto a lo que él dice. Y él nos diría ciertamente a nosotros lo que les dijo a los corintios: “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?” ¿Es éste nuestro cristianismo: hacer lo que nos place? ¿O es la religión de Dios, que recibe sus leyes de él a través de los apóstoles?



Traducido de http://www.bible-researcher.com/warfield1.html con permiso de Michael D. Marlowe

Artículo tomado de: http://www.iglesiareformada.com/Warfield_Mujeres.html

miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL FALSO CRISTO DEL ARMINIANISMO


EL CRISTO DEL ARMINIANISMO

(O la doctrina del libre albedrío)

por

Rev. Steven Houck

La Biblia nos advierte de que en los ultimos dias, en los cuales vivimos, habrá muchos falsos Cristos - aquellos que claman ser Cristo pero son impostores. Jesus dijo:

"Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo, yo soy el Cristo, y a muchos engañarán" (Mateo 24:4-5). Nosotros los que profesamos ser cristianos debemos prestar atenci6n. Debemos ser muy cuidados de no ser engañados. Nuestro Ilamado es a confiar, amar y seguir al verdadero Cristo y solamente a El.

Nosotros conocemos los Cristos de los cultos y otras religiones. El es un buen hombre, un profeta, la primera creación de Dios, un gran espiritu, o hasta un dios. Pero El no es Dios eterno y verdadero. El recibe su existencia de otro que es más grande que él. El no es el Cristo de la Biblia. Nosotros no somos engañados por este Cristo. El es un Cristo falso. Nosotros conocemos el Cristo del catolicismo romano. Ellos profesan que el es verdadero Dios. El sufrió y murió por el perdón de los pecados. El resucitó, y ascendió a los cielos y viene otra vez. Pero el no es un salvador completo. El Cristo de los católico romanos no puede salvar.a los pecadores sin las buenas obras de ellos y la intercesión de los sacerdotes. El no es el Cristo de la Biblia. Nosotros no somos engañados por este Cristo, El es un Cristo falso.

Sin embargo, hay otro falso Cristo que es mucho más peligroso que el Cristo de los cultos y el Cristo del catolicismo romano. El ha engañado a la gente por muchos aflos y continua engañando a millones. Este Cristo es tan peligroso que, si no fuera imposible, engañaria a los misrnos escogidos (Mateo 24:24). El es el Cristo del Arminianismo.

Este falso Cristo es extremadamente peligroso porque aparenta ser el verdadero Cristo de muchas maneras. Ellos dicen que El es verdadero Dios, igual con el Padre y el Espiritu Santo. Dicen que El murió en la cruz para salvar a los pecadores. Ellos hasta dicen que El salva por gracia solamente, sin las obras de los hombres. Este Cristo no tiene nada que ver con los Cristos de los cultos o del catolicismo romano.

!Pero cuidado! Estén !alerta! El Cristo del Arminianismo no es el Cristo de la Biblia !No sean engañados!



l. El Cristo del Arm inianismo: Ama individualmente a todas las personas en el mundo entero y sinceramente desea su salvación.



El Cristo de la Biblia: decididamente ama y desea solamente la salvación de aquellos a quienes Dios ha escogido incondicionalmente para salvación (Salmo 5:5; 7:1l; 11:5; Mt 11:27; Juan 17:9-10; H 2:47; 13:48; Ro 9:10-13,21- 24;Ef 1:3-4)



2. El Cristo del Arminianismo: ofrece salvación a todos los pecadores y hace todo lo que está en su poder para salvarlos. Esta oferta y poder a veces son frustrados, orque muchos se niegan a venir a El.



El Cristo de la Biblia: eficazmente llama a los elegidos y soberanamente los salva. Ninguno de ellos se perderá. Is 55:11; Juan 5:21; 6:37- 40; 10:25-30; 17:2; Fil. 2:13.



3. El Cristo del Arminisnismo: no puede regenerar ni salvar a un pecador, si primero éste no elige a Cristo con su propio "libre albedrio". Todos tienen "libre albedrío" con el cual pueden decidir aceptar o rechazar a Cristo. Ese "libre albedrio" no puede ser violado por Cristo.



El Cristo de a Biblia: soberanamente regenera al pecador elegido al margen de su "libre albedrio", porque sin regeneración, el pecador muerto espiritualmente, no puede escoger a Cristo. La fe no es la contribución del hombre en la salvación, sino el regalo de Dios que El soberanamente imparte en Ia regeneración. (Juan 3:3; 6:44,65; 5:16; Hch.l1:18; Ro. 9:16; Ef 2:1, 8-10; Fil. 1:29; He. 12:2)



4. El Cristo del Arminianismo: murió en la cruz por todo el mundo, y así hizo posible la salvación para cada persona. Su muerte, a no ser por a elección por parte del hombre, no flue suficiente para salvar a nadie realmente, porque muchos por los que El murió están perdidos.



El Cristo de la Biblia: murió solamente por el pueblo elegido de Dios y asi real y eficazmente obtuvo salvación para todos aquellos por quienes El murió. Su muerte fiie una satisfacción vicaria, la cual efectivamente quitó culpa de Su pueblo elegido.  (Lc. 19:10; Juan 10:14-15, 26; Hch. 20:28; Ro. 5:10; Ef 5:25; He. 9:12; 1 Pe. 3:18)



5. El Cristo del Arminianismo: pierde a muchos de los que ha "salvado" porque no continúan en la fe. Aún cuando El les da "seguridad etema" como algunos dicen, esa seguridad no se basa en Su Voluntad o Poder, sino en a elección que el pecador hizo cuando aceptó a Cristo.



El Cristo de la Biblia: preserva a Su pueblo escogido de tal manera que ellos no pueden perder su salvación sino que perseverarán hasta el fin. El los preserva por la soberana elección de la voluntad de Dios, el poder de su muerte y el grandioso trabajo de Su Espiritu. (Juan 5:24; 10:26,29; Ro. 8:29,30,35-39; l Pe. 1:2-5; Judas24-25)



Como puede ver aunque el Cristo del Arminianismo y el Cristo de la Biblia puedan parecer iguales a primera vista, ellos son muy diferentes. Uno es falso. El otro es verdadero. Uno es débil y sin esperanza. Se inclina ante el soberano "libre albedrio" del hombre. El otro es el Señor reinante quien decide lo que a El le complace y soberananente cumple Su Voluntad.



Si usted cree y sirve al Cristo del Arminianismo, usted debe reconocer el hecho de que usted no está sirviendo al Cristo de la Biblia. !Usted ha sido engañado! Estudie las Escrituras y conozca al verdadero Cristo. Ore por gracia para arrepentirse y confiar en Cristo como su Soberano Salvador.



Publicado por:

Primera Iglesia Reformada Protestante

3641 104th Ave.

Holland, MI USA 49424



http://www.hollandprc.org/
or
http://www.cprf.co/uk/

Traductora: Christina Romano

martes, 15 de diciembre de 2015

Vuélvete A Dios.



Oseas 6:1 
Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, 
y nos curará; hirió, y nos vendará.


La misericordia de Dios es tan grande, que en toda la Biblia encontramos que Él extiende todos los días Su misericordia a la raza caída.
Si no fuera por su gran misericordia, hace mucho tiempo que Dios hubiese destruido a toda la humanidad, sin embargo el nos muestra sus misericordias todos los días. en cada nuevo amanecer y anochecer, en cada segundo de nuestras vidas.
En Su amor y misericordia el nos llama a cada momento que nos volvamos a él. Él nos recibirá de nuevo, nos restaurará y bendecirá, ESA ES SU PROMESA.

¿Tú, le Crees?


lunes, 14 de diciembre de 2015

7 Razones para Leer y Estudiar la Biblia


1. La Biblia es como una carta para ti departe del Dios del universo. En la Biblia Dios revela su voluntad, revela toda la verdad de sí mismo, y cómo podemos conocerlo y no simplemente saber acerca de Él.  (Juan 5:39)

2. La Biblia revela que es lo que debe hacer una persona para alcanzar la vida eterna. (1 Juan 5:11-13)

3. Verás como Dios ha estado presente en toda la historia de la raza humana, entenderás que Él hizo un diseño perfecto desde antes de la fundación del mundo, y aún más, Él te diseñó desde antes de la fundación del mundo.

4. Descubrirás la voluntad de Dios para tu vida, cómo Él quiere que tú vivas para alcanzar contentamiento, para tener esperanza, para que vivas sin miedo y cuál es el mejor camino por donde debes andar.

5. Descubrirás cuán especial eres para Dios... y cuánto te ama.

6. Descubrirás que la Biblia tiene una respuesta para todas tus dudas, para todos los problemas de este mundo.

7. Tú encontrarás consuelo cuando el mundo se te venga abajo.



2 Timoteo 3:16,17

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 

La Biblia es Perfecta e Infalible



1 Pedro 1:19-21

19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 
1:20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

martes, 8 de diciembre de 2015

Una Sonrisa.


UNA SONRISA
Es el Lenguaje Universal Que puede unir dos corazones,
Completamente desconocidos.

Solo un corazón alegre deja salir una sonrisa, que puede ser capaz de comunicarse íntimamente con otro corazón completamente extraño. 

Retraer la comisura de los labios origina un lenguaje silencioso, una comunicación telepática, una esperanza en el corazón, un alboroto en los sentimientos, una llenura de pensamientos, una avalancha de preguntas, un estremecimiento corporal.

Proverbios 15:13 
El corazón alegre hermosea el rostro; 
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.