martes, 29 de diciembre de 2015

Feliz Año Nuevo 2016


Los mejores deseos a todos mis amigos, amigas, familiares, contactos, y a todo el mundo en este nuevo año 2016.

Espero que todas vuestras metas se cumplan, que nunca falte amor, paz y felicidad en sus hogares.


¡Dios les bendiga a Todos!

viernes, 25 de diciembre de 2015

La Idolatría, Ofende Mucho a Dios.


Isaías 41:29 
He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.

La idolatría es un pecado que ofende mucho a Dios. 

Aquí les muestro algunos versículos que nos enseñan, que es un pecado grave la idolatría.

  • "Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén." 1 Juan 5:21

  • "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría" Colosenses 3:5

  • "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra." Éxodo 20:4
  • "Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden." Isaías 44:9
  • "Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios." Salmos 16:4
  • "No os volveréis a los ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios." Levítico 19:4
  • "No tendrás dioses ajenos delante de mí." Éxodo 20:3
  • "Por tanto, amados míos, huid de la idolatría." 1 Corintios 10:14
  • "E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal." Jeremías 11:12
  • "Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses" Gálatas 4:8
  • "Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira." Jeremías 7:18
  • "Los ídolos de las naciones son plata y oro,
       Obra de manos de hombres." Salmos 135:15
  • "Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar." 1 Corintios 10:7
  • "¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?" Habacuc 2:18
  • "Todo hombre se ha infatuado, y no tiene ciencia; se avergüenza todo artífice de su escultura, porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu." Jeremías 51:17
Si alguno de vosotros, está viviendo como idolatra; Dios en su divina misericordia quiere extenderte perdón a través de Su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:9). No tardes en venir a los pies de tu Señor, no vivas todavía alejado de Él.
Si en verdad eres de Cristo, regresa a Él.






jueves, 24 de diciembre de 2015

No Se Olvide de los Pobres


Gálatas 2:10 
Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; 
lo cual también procuré con diligencia hacer.

Marcos 10:21
Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, 
y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.


Santiago 2:5 
Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, 
para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 


Mateo 25:34-40
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado 
para vosotros desde la fundación del mundo. 
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, 
y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 
 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, 
y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, 
y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 
¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 
¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto 
lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 


Proverbios 14:21 

Peca el que menosprecia a su prójimo; 
Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.



Lucas 14:12-14 
Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, 
ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; 
no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 
Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; 
y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.




martes, 22 de diciembre de 2015

Feliz Navidad



Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 

¡Gloria a Dios en las alturas, 
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 

Lucas 2:11-14


El mejor acontecimiento que pudo haber pasado en este mundo es que el propio Dios del cielo, viniera para mostrar toda su misericordia a la humanidad caída. 

La condición pecadora y caída de la raza humana hace absolutamente imposible que pueda agradar a Dios, y menos presentarse ante él, con justicia propia para salvación. 

Pues ésta es la razón por la que el mismo Dios, decidió bajar a la tierra y hacerse hombre como nosotros, para poder ofrecerse así mismo en Justicia en favor del pecador, por el amor inmutable hacia sus escogidos. 

¡Gloria a Dios! 
¡Gloria a Él por la eternidad! 
¡Bendito sea Su santo Nombre! 
¡Santísimo por los siglos de los siglos!
¡Santo, Santo, Santo!
¡Aleluya!
¡Amén!


Gracias por visitar este blog.
Les deseo a todos que tengan una hermosa navidad.
Un abrazo fraterno.








sábado, 19 de diciembre de 2015

Destino Final




Mateo 7:13,14
 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Sólo dos cosas son posibles que sucedan para todas las personas de este mundo, los que han muerto, los que aún viven y los que vivirán después de nosotros, y es que su final eterno será en el CIELO o en el INFIERNO.

No hay forma de que alguien pueda escapar a esta realidad.
En Juan 5:29 dice: "y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación."

Todos aquellos que fueron elegidos por Dios desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), para hacerlos sentar en los lugares celestiales juntamente con Cristo Jesús (Efesios 2:6); son los que por gracia de Dios (Efesios 2:8), serán salvados y pasarán la eternidad en el cielo gozando de la gloria de Dios.

Lamentablemente muchos también pasarán su eternidad en lago de fuego (Apocalipsis 20:15); y esos son todos aquellos que caminaron por el camino espacioso (Mateo 7:13), el camino que lleva a la perdición.

Estimado amigo que lees este blog: 
¿Por cuál de los dos caminos, estás caminando en este momento?

La Biblia dice: 
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
¿No quieres perderte? ¿No quieres pasar una eternidad en el lago de fuego?
Entonces: arrepiéntete de tus pecados y cree en el Señor Jesucristo.

Juan3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 
El hijo de Dios vino para salvar a todo el que está perdido.

3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
El mensaje es claro: si crees no serás condenado; pero, sino crees, entonces; tu condenación es un hecho.







 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Como Confesar a Cristo





CONFESAR A CRISTO

POR: CALVIN KNOX CUMMINGS


1. Conocer a Cristo

     Tenemos que saber ciertos hechos acerca de Jesucristo y acerca de lo que ellos significan. Nuestro trabajo es testificar acerca de Cristo, y no de nosotros mismos. No tenemos que saber todo lo que dice la Biblia acerca de Jesucristo, pero tenemos que saber algo. Para su ánimo, si usted conoce algo acerca de Cristo en la Biblia, usted sabe más que la mayoría de la gente de hoy. El mínimo que tenemos que saber es que "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1 Timoteo 1.15). Tenemos que saber quién es Jesucristo. El es el Cristo, el Ungido, el Mesías; él es Jesús, el Salvador. El entró en la historia: nació, vivió, murió, fue sepultado, y resucitó de los muertos. ¿Y por qué? "Para salvar a los pecadores." Pero al saber la maldad de nuestros propios corazones, agregamos, "de los cuales yo soy el primero." El murió por nuestros pecados.

     Aquí están algunos versículos de las Escrituras que localizan con toda precisión la manera de la salvación.

     La necesidad del hombreRomanos 3.23; 6.23
     La provisión de DiosSan Juan 3.16; San Mateo 20.28; 1 Corintios 15.3
     La gracia de DiosEfesios 2:8, 9
     El requisito de Dios Se Arrepiente: San Lucas 13.3; Marcos 1.15
                                     Cree: Hechos 16.31

     Conocer a Cristo es más que tener información exacta acerca de él. Tenemos que conocer a Cristo personalmente. Pablo testificó de su relación personal con Cristo cuando él escribió, "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó (Gálatas 2.20, el énfasis agregado). Pablo podría decir, "yo sé a quién he creído" (2 Timoteo 1.12). Tenemos que saber lo que hablamos y de quien hablamos. Nuestros oyentes van a discernir bien pronto si es así o no. Tenemos que saber del amor redentor de Cristo en nuestro propias vidas antes que tratemos de decir a los otros acerca de él. Cada uno de nosotros tiene que ser capaz de expresar lo que ha hecho Cristo en nosotros como individuos y lo que él significa para nuestra vida; solamente así podremos decir como Pablo, "El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Al poner por escrito sus propias palabras como Dios ha obrado en su vida, tendremos la seguridad de confiar plenamente en Cristo, y traer los principios básicos a nuestra memoria, entonces seremos útiles.

2. Vivir a Cristo

     "Por sus frutos los conoceréis," dijo Jesucristo (San Mateo 7.16). Pablo escribió de los Corintios, "Nuestras cartas sois vosotros....conocidas y leídas por todos los hombres" (2 Corintios 3.2). Nuestras vidas, así como también nuestras palabras, deberán ser un testigo de Cristo. Los otros deberían ver a Cristo quien vive en nosotros. El fruto del Espíritu debería ser obvio en nosotros—"amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5.22, 23).
     Hay muchas personas que fueron al principio atraídas a Cristo por la vida de los cristianos que conocieron. Por ejemplo, fue la belleza de la santidad en el joven Robert McCheyne (un ministro escocés del siglo XVII) que atrajo al principio a un observador para desear aprender de Cristo. Un policía malhumorado en Japón notó regularmente a un hombre que nunca perdió la paciencia, aprendió que era un cristiano, y entonces buscó y encontró a Cristo como su Salvador y Señor. Una mujer pregunta a su amiga cristiana, "Por qué usted siempre está tan feliz? "—y la puerta se abre ancha para testificar a Cristo. Un hijo rebelde se rinde finalmente a la vida santa de su madre y cree en su Salvador. Una hija incrédula ve la alegría del Señor en su padre quien está sufriendo y agonizando del cáncer y anhela que el Salvador de su padre llegue a ser suyo. El Espíritu Santo usa nuestras vidas en Cristo para ganar una audiencia para el evangelio. A menos que adornemos el evangelio con santidad, sin embargo, podemos rechazar a la gente. Nuestras vidas pueden llegar a ser las barreras a otros para que vengan a ser cristianos.

3. Amar a la Gente

     Amar a la gente quiere decir verlos como criaturas de Dios. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (San Mateo 22.39). "Hagamos bien a todos" (Gálatas 6.10). "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" (Romanos 12.15). Amar a la gente quiere decir que se involucra en la vida de nuestros socios diarios en el trabajo, en la escuela, o en el vecindario. El amor implica comunicar nuestro interés en la palabra y en el hecho. Debemos buscar para ser amigos y no solamente tener amigos. Para ser un amigo, se requiere de pensamiento y de tiempo, esto significa dar de nosotros. Cuando los servicios evangelisticos están patrocinados por su iglesia, lo mas probable de responder a una invitación para asistir serán aquellos a quienes ha sido ofrecida la amistad y esto es por el cristiano quien los invita.

     Amamos a la gente aunque ellos, como nosotros, son pecadores. "Tuvo [Jesucristo] compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor" (San Marcos 6.34). Cristo vio a la gente como ovejas perdidas que tenían que regresar al redil del Padre. El no permaneció lejos de la gente, sino fue conocido como "amigo de publicanos y pecadores" (San Mateo 11.19) —de explotadores de los pobres y adúlteros notorios. Mientras Cristo no aprobó sus pecados, él aceptó a esta gente así como eran.

     A menudo no podemos pasar las cosas a otra gente que nos repele.  Tenemos la tendencia de olvidarnos aún cuando nosotros mismos éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. El nos amó como éramos; debemos amar a la gente como ellos son. Un viajero del mundo fue preguntado una vez que era la mirada más hermosa que él había visto en todo sus viajes. El respondió, "Veía a Borden de Yale [un miembro de Pi Beta Kappa y un millonario] con el brazo alrededor de un vagabundo en la Misión de la Esperanza de Yale." Debemos ser capaces de poner un brazo amoroso alrededor de una persona necesitada y mostrarle el Médico Magnífico, que se deleita en la sanidad de los que están enfermos con la enfermedad humanamente incurable que se llama el pecado (San Lucas 5.30-32).

Los Métodos

     ¿"Pero, cómo puedo empezar a confesar de Cristo a otros? ¿Cómo lo voy hacer?" Comience con la oración. Ore que Dios abra puertas de oportunidad. Aproveche las oportunidades que Dios le proporciona en respuesta a sus oraciones. Ore para el valor para hablar valientemente cuando las puertas se abran, porque cada apertura para hablar de Cristo trae la tentación para no testificar; sino hablar de todo menos de Cristo (Colosenses 4.2-6).

     Tenemos que orar persistentemente por nosotros mismos. Tenemos que orar también por nuestros oyentes. Solamente el Espíritu de Dios puede abrir los ojos para ver y los corazones para recibir a Cristo. Los ojos de la gente son espiritualmente ciegos y los corazones son duros como piedras. Tanto como deseamos cambiar a la gente espiritualmente, no podemos. Pero el Espíritu Santo puede y lo hace. Cristo ha prometido, "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (San Lucas 11.13). ¡Pida!

Párrafo tomado de: http://www.iglesiareformada.com/Biblioteca.html





Las Mujeres, Callen en la Iglesia.


Pablo Acerca de que las mujeres hablen en la iglesia

Por: Benjamín B. Warfield


Publicado originalmente en el periódico The Presbyterian,  el 30 de octubre de 1919



He recibido recientemente una carta de un apreciado amigo que pedía que le envíe una «discusión de las palabras griegas laleo y lego en pasajes tales como 1.ª Corintios 14:33-39, con especial referencia a la pregunta: ¿Prohíbe el versículo 34 a todas las mujeres en todas partes hablar o predicar en público en iglesias cristianas?»



El asunto es de interés universal, y me tomo la libertad de comunicar mi contestación a los lectores del Presbyterian. 



Requiere decirse inmediatamente que no hay problema con referencia a las relaciones de laleo y de lego. Aparte de sutiles detalles de interés puramente filológico, estas palabras se hallan relacionadas la una con la otra exactamente de la misma manera  que lo están las palabras españolas hablar y decir; es decir, que laleo expresa el acto de hablar, mientras que lego se refiere a lo que es dicho. Siempre, pues, que el hecho de hablar, sin referencia al contenido de lo que se dice, debe ser indicado, se utiliza laleo, y debe ser utilizado. No hay nada descalificador o despreciativo en lo que sugiere la palabra, así como tampoco lo hay en nuestra palabra hablar; aunque, por supuesto, puede en alguna ocasión ser utilizada en términos despreciativos como también lo puede ser nuestra palabra hablar (como cuando algunos de los periódicos insinúan que el senado está «entregado a meras palabras»). Esta aplicación descalificadora de laleo, sin embargo, nunca ocurre en el Nuevo Testamento, aunque la palabra se utiliza con mucha frecuencia.



La palabra está en su lugar correcto en 1.ª Corintios 14:33 y siguientes, y necesariamente conlleva allí su significado simple y natural. Si necesitáramos de algo para fijar su significado, sin embargo, ello lo determinaría su uso frecuente en la parte precedente del capítulo, donde se refiere no solamente a hablar en lenguas (que era una manifestación divina, e ininteligible solamente debido a las limitaciones de los oyentes), sino también al habla profético, el cual se declara directamente que es “para edificación, exhortación y consolación” (v. 3-6). También su sentido sería más pungentemente determinado, sin embargo, por el término que pone en contraste aquí: “callen” (v. 34). Aquí se nos define directamente laleo: “las mujeres callen, porque no les está permitido hablar.” «Callar – hablar»: son dos cosas opuestas; y la una define a la otra. 



Es importante observar, ahora, que el eje alrededor del cual gira la prescripción de estos versos, no radica en la prohibición de hablar tanto como en el mandamiento del silencio. Ésta es la prescripción principal. La prohibición de hablar se introduce seguidamente sólo para explicar el significado de forma más completa. Lo que Pablo dice en breve es: “las mujeres callen en las iglesias.” Eso seguramente es suficientemente directo y específico para suplir todas las necesidades. Él entonces agrega la explicación: “Porque no les está permitido hablar.” “No está permitido” es una apelación a una ley general, válida aparte del mandamiento personal de Pablo, y se conecta atrás con las palabras precedentes: “Como en todas las iglesias de los santos.” Él sólo está exigiendo a las mujeres de Corinto que se conformen a la ley general de las iglesias. Y ése es el significado de las casi amargas palabras que agrega en el verso 36, con las cuales  (reprochándoles por la innovación de permitir que las mujeres hablen en las iglesias) él les recuerda que ellos no son los autores del Evangelio, ni tampoco sus únicos poseedores: les exigía que guardasen la ley obligatoria para todo el cuerpo de iglesias y que no buscasen a su manera alguna innovación de reciente fabricación propia.



Los versos intermedios solamente dejan en claro que lo que el apóstol está precisamente haciendo es prohibir a las mujeres hablar en la iglesia en términos absolutos. Su prescripción de silencio la lleva tan lejos hasta el punto de prohibir incluso hacer preguntas; y agrega con especial referencia a eso, pero con eso al asunto general, la vigorosa declaración de que “es indecoroso” —pues tal es el significado de la palabra— “que una mujer hable en iglesia”. 



Sería imposible que el apóstol hable de forma más directa o más enfática que como lo ha hecho aquí. Él exige a las mujeres que guarden silencio en las reuniones de la iglesia; pues eso es lo que significa “en la congregación”, ya que no había edificios para la iglesia entonces. Y él no nos ha dejado en duda en cuanto a la naturaleza de estas reuniones de la iglesia. Acababa de describirlas en los versículos 26 en adelante. Eran del carácter general de nuestras reuniones de oración. Observe las palabras “calle en la iglesia” del versículo 30, y compárelas con “callen en las congregaciones” en el v. 34. La prohibición de que las mujeres hablen, abarca así todas las reuniones públicas de la iglesia; pues se trata del carácter público, no de la formalidad. Y él nos dice en reiteradas ocasiones que ésta es la ley universal de la iglesia. Hace más que eso: nos dice que ése es el mandamiento del Señor, y enfatiza la palabra “Señor” (v. 37).



El pasaje de 1.ª Timoteo 2:11, etc. es tan vigoroso como éste, sólo que se dirige más particularmente al caso específico de la enseñanza en público y a la conducción en la iglesia. El apóstol ya en este contexto (el v. 8 dice “los varones” en contraste con las “mujeres” del v. 9) había restringido específicamente la oración pública a los hombres, y ahora continúa: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” Ni la enseñanza ni la función de conducción se permiten a la mujer. El apóstol dice aquí, “no permito” en vez de decir, como en 1.ª Corintios 14:33 y siguientes, “no está permitido” porque él aquí está dando las instrucciones personales a Timoteo, su subordinado, mientras que allí anunciaba a los corintios la ley general de la iglesia. Lo que él manda a Timoteo, sin embargo, es la ley general de la iglesia. Y de esta manera avanza y fundamenta la prohibición en una razón universal que afecta la raza entera por igual. 



En presencia de estos dos tan absolutamente claros y enfáticos pasajes, no puede apelarse a lo que se dice en 1.ª Corintios 11:5 para mitigarlos ni modificarlos. Cuál es el significado exacto de 1.ª Corintios 11:5, nadie lo sabe absolutamente. Se dice que toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza. Parece justo deducir que si ella ora o profetiza, no deshonra su cabeza. Y parece aún más justo deducir que ella puede orar o profetizar correctamente si tan sólo lo hiciese velada. Estamos armando una cadena de inferencias. Y no nos han llevado muy lejos. No podemos deducir que sería apropiado que ella orase o profetizase en la iglesia si tan sólo estuviese velada. Nada se dice de «iglesia» en el pasaje ni en el contexto. La palabra “iglesia” no aparece hasta el v. 16, y allí no como rigiendo la referencia del pasaje, sino solamente como proporcionando un apoyo adicional para la prescripción del pasaje. No hay ninguna razón para creer que “orar y profetizar” en 11:5 quiera decir en la iglesia. Ni lo uno ni lo otro eran actividades limitadas a la iglesia. Si, como en 1.ª Corintios 14:14, el “orar” de que se habla era un ejercicio extático —como su lugar de “profetizar” puede sugerir— entonces la inspiración divina habría estado traspasando todas las leyes ordinarias con que se cuenta. Y ha habido ya ocasión para observar que la oración en público está prohibido a las mujeres en 1.ª Timoteo 2:8-9, a menos que lo que se esté considerando sea la simple asistencia a la oración, en cuyo caso este pasaje es un paralelo cercano a 1.ª Timoteo 2:9.



Lo que debe observarse como conclusión es: 



(1) Que la prohibición de que las mujeres hablen en la iglesia es precisa, absoluta, y completamente inclusiva. Ellas han de callar en las iglesias —y eso significa en todas las reuniones públicas para adoración; ni siquiera han de hacer preguntas;



(2) Que a esta prohibición se le señala el punto particular precisamente para los asuntos de enseñanza y de conducción, incluyendo específicamente las funciones de ancianos y de predicación.



(3) Que los argumentos sobre los cuales se funda la prohibición son universales y estriban en la diferencia de sexo, y particularmente en los lugares relativos dados a los sexos en la Creación y en la historia fundamental de la raza (la caída). 



Quizás debiera agregar a modo de aclaración del último punto que la diferencia en conclusiones entre Pablo y el movimiento feminista de hoy está arraigada en una diferencia fundamental en los puntos de vista de ambos concernientes a la constitución de la raza humana. Para Pablo, la raza humana se compone de familias, y todos los diversos organismos –incluida la iglesia– están compuestos de familias, unidos juntos por éste u otro vínculo. La relación de los sexos en la familia la sigue por lo tanto en la iglesia. Para el movimiento feminista la raza humana se compone de individuos; una mujer es simplemente otro individuo a la par del hombre, y no puede considerar ninguna razón para ninguna diferencias al tratar con los dos. Y, si podemos ignorar la gran diferencia fundamental y natural de los sexos y destruir la gran unidad social fundamental de la familia en pro del individualismo, no parecería haber ninguna razón por la que no debamos eliminar las diferencias establecidas por Pablo entre los sexos en la iglesia; excepto, por supuesto, la autoridad de Pablo. Todo esto, finalmente, nos hace volver hacia la autoridad de los apóstoles, como los fundadores de la iglesia. Nos puede gustar lo que Pablo dice, o no. Podemos estar dispuestos a hacer lo que él ordena, o no. Pero no hay lugar para la duda en cuanto a lo que él dice. Y él nos diría ciertamente a nosotros lo que les dijo a los corintios: “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?” ¿Es éste nuestro cristianismo: hacer lo que nos place? ¿O es la religión de Dios, que recibe sus leyes de él a través de los apóstoles?



Traducido de http://www.bible-researcher.com/warfield1.html con permiso de Michael D. Marlowe

Artículo tomado de: http://www.iglesiareformada.com/Warfield_Mujeres.html